Reflexión sobre la ley de medios

Recibí por mail este artículo y me pareció sumamente interesante para tener otro punto de vista sobre la ley de medios que se está debatiendo en el Senado de la Nación. Por supuesto, que si he decidido publicarla aquí es porque comparto esa postura. Mariano.

Por Sandra Russo Contratapa de Pagina 12 3/10/09
Quizás en el debate público por la ley de Medios hay un gran ausente, que el conflicto de Kraft viene a recordarnos. Un saber y hacer ausente de la discusión, pero presente en la intensidad o inexistencia de muchas coberturas periodísticas. Se trata de la comunicación corporativa.
Esa ausencia probablemente se deba a que esta ley fue concebida bajo los parámetros de la Comunicación Social. Pero hasta la poca conciencia que en general se tiene de la comunicación corporativa, y de sus alcances, no hace más que develar uno de sus atributos: las corporaciones tienen políticas de medios y son esas políticas las que muchas veces los medios hacen propias, en los peores casos asimilándolas a su línea editorial, convirtiendo a sus oyentes, espectadores y lectores no sólo en rehenes del mercado, cosa que hacen a través de la publicidad, sino que los convierten en ciudadanos que inclinan sus opiniones a favor de las empresas, también y sobre todo cuando atraviesan conflictos gremiales.
Ahí, en ese punto de entrecruzamiento de roles e intereses, el oyente, el espectador o el lector son sujetos políticos a disciplinar: la buena imagen de la empresa se obtiene a expensas de la mala imagen de los trabajadores. En la crispación generalizada que provocan en la clase media los cortes de calles o rutas, la comunicación corporativa ya comenzó a trabajar. Ese talón de Aquiles no fue siquiera rozado por los grandes medios cuando al corte de rutas, y durante larguísimos meses, los sojeros añadían el control de policía sobre el transporte de carga.
El martes, en pleno estallido de la crisis de Kraft, se le pudo ver la cara por televisión a Pedro López Matheu, quien hasta entonces permanecía en el extraño anonimato de ser el ejecutivo a cargo de los Asuntos Corporativos y Gubernamentales de Kraft para el Cono Sur. Fue uno de los delegados de la fábrica el que en medio de una entrevista reveló para el público que ese mismo hombre había sido uno de los que manejaron los recordados despidos de Clarín.
Esas son las grietas. Esos son los imponderables. Un delegado de Kraft es entrevistado y suelta exactamente lo inapropiado.
En el último número de la revista digital Imagen, “la primera revista de habla hispana de comunicación institucional”, hay un artículo muy interesante. La revista es dirigida por Diego Dillenberger, un economista con sólida formación intelectual, ex Ambito Financiero, que conduce un programa por P+E llamado La hora de Maquiavelo.
La nota en cuestión, con mucha producción pero sin firma, se titula “La crisis de Kraft reaviva el debate: qué perfil deben adoptar las empresas para defenderse en los medios de los ataques sindicales”. Ese título fue reelaborado cuando la nota fue levantada en el diario digital BNW Patagonia, el más visitado del Sur argentino, y en ese segundo título se interpreta: “Crisis de Kraft y ley de Medios: dos temas diferentes que, sin embargo, se mezclan”.
Qué curioso. Todavía no se han mezclado en los medios. Todavía, y con esta ley vigente y con medios concentrados, este debate no puede salir a la luz. Todos los tanques argumentativos caen sobre la publicidad oficial, sobre la que ya se anunció en el Congreso la intención de discutirla y enmarcarla en otra ley. Pero ni una palabra de los alcances y los límites que debiera tener la comunicación corporativa en una sociedad democrática. En ella, los ciudadanos deben ser protegidos de abusos estatales, pero también de abusos del sector privado. Deben ser protegidos de todo tipo de abuso o manipulación. Los términos de las discusiones que planteó el sector más duro de la oposición, así como los spots institucionales de TN, describen una escena en la que la libertad individual se ve amenazada por las arremetidas gubernamentales o estatales. Pero hace años que no nos dedicamos más que a aplacar las heridas que dejaron las políticas neoliberales, y ahora estamos sufriendo las esquirlas del estallido de esas mismas políticas en el centro del sistema global. Todo ese daño lo hizo el sector privado.
En la revista Imagen, cuyo nombre es una manera de ver el mundo, en la nota antes citada, la crisis de Kraft es descripta como “una de las crisis empresarias más graves de la Argentina en décadas, y los expertos en comunicación la están analizando cuidadosamente en prevención de eventuales contagios”.
Hay una polémica entre los consultores corporativos sobre cuál es la política de medios que le conviene a Kraft, ahora que “un grupo de obreros izquierdistas tomó una planta que Kraft le comprara a la tradicional Terrabusi durante más de un mes, cortó la estratégica autopista Panamericana y calles de la ciudad de Buenos Aires. Sus acciones fueron ocupando las pantallas de la TV durante días, mostrando una intransigencia desconocida hasta ahora por grupos sindicales de izquierda y tolerada por las autoridades argentinas hasta el pasado fin de semana”. No se menciona la palabra represión. A partir de ahí, la pregunta es si a Kraft le conviene seguir planteando el perfil bajísimo que mantuvo hasta ahora o embestir con otros contenidos.
Uno de los consultados, Federico Baraldo, dueño de la consultora ICC Baraldo, que “conoció las crisis de los violentos ’70 desde la gerencia de la FIAT”, defiende el perfil bajo. “La empresa trató de mantenerse al margen del primer plano hasta que la crisis creció. Hicieron bien en dejar la decisión a las autoridades. Es lo que hay que hacer ante un gobierno que detesta que las empresas se expresen abiertamente en los medios de manera crítica. El vocero está trabajando prolijamente”, dice sobre López Matheu. Celebra que no se “sobreactúe la comunicación” y elogia la solicitada de la corporación norteamericana: “Las solicitadas son malas piezas de comunicación, pero ante las derivaciones jurídicas de estas crisis son necesarias”.
Un consultor crítico con el manejo de medios que está haciendo Kraft, y que “pidió estricto off the record”, opina en cambio que “son demasiados los mensajes negativos sobre la empresa en los medios”, y afirmó que sin levantar el perfil se podría “revertir la negatividad, abriendo más canales hacia los medios”. En la misma línea pero más indignado se muestra Juan Carlos Lynch, dueño de la consultora RFB Lynch Partners, que en su blog escribió una nota titulada “País gallina”, en el que se pregunta: “¿Dónde está la oposición, dónde la dirigencia empresaria, por qué Kraft está sola?”.
Luis Cagliari, CEO de Ogilvy PR, “un ex Renault que vivió tomas de planta en los ’90 contra esa compañía”, recomendó que la empresa tenga más voceros. ¿Más señores como López Matheu dando entrevistas en los medios? No. “Sería bueno que salgan por los medios a hablar otros damnificados por el paro, como los empleados que quieren seguir trabajando. Necesitan más voceros en los medios.”
El propio López Matheu aparece consultado en la nota. Declara que “el conflicto cobró más relevancia debido al enfrentamiento entre el gobierno de la presidenta Cristina Kirchner con los medios”. En ese sentido, dice López Matheu, “la cobertura de los medios de la crisis de Kraft también se ve influenciada por el debate de la ley de Medios. Mostrar la crisis es una forma de demostrar la conflictividad imperante”.
Mientras se recalientan los debates sobre la ley de Medios y los senadores y los periodistas gritan todos juntos, de pronto el escenario proporciona una repentina piedad por los pobres, que sin embargo ya veremos cómo pronto muta en una irritación general opositora que esta vez exhibe un marco económico, social y político generado en los últimos años. Ya no el paisaje piquetero sino el paisaje de trabajadores que no quieren volverse a caer del bote. Este país con una pobreza lacerante, pero también con obreros y leyes laborales imperantes, es el que hay que entrever en las pantallas, dedicadas con fascinación a mostrar “caos”. Un país en el que la seguridad jurídica también esté del lado de los trabajadores.

Fotografías con toque artístico






Quiero compartir algunas fotografías que he tomado en esta aventura de descubrir imágenes.









La ficción de la realidad


He releído en estos últimos días el libro "La gran pantalla" de la reconocida periodista devenida en diputada Norma Morandini. Y en vistas de que la realidad que nos muestran los medios masivos de comunicación está cada vez más manipulada quiero compartir este fragmento del libro con ustedes. Espero que les guste.


"La primera vez que fui a una cancha de fútbol, tras el primer gol esperé su repetición, el replay. Artificio y prodigio de la tecnología que como una divinidad electrónica puede hacer lo único que los seres humanos no podemos hacer, detener el tiempo, cancelarlo y volverlo atrás. Esto es lo que vemos en la televisión. Imágenes que se detienen o se repiten al ritmo del corazón. Secuencias que se superponen o se unen con un orden diferente al que la vemos o vivimos. Por eso se dice que la televisión crea una realidad. Pero muchas veces nuestra primera experiencia, como me sucedió a mí con el fútbol, la tuvimos sentados frente al televisor. Antes que ir a la cancha, había visto numerosos partidos de fútbol en la pantalla. O sea, esa función de la realidad (la repetición del gol) fue anterior a la realidad, mi propia experiencia de estar en un estadio colmado, bullicioso, que grita, aplaude el gol. El mismo gol que vieron repetido hasta el cansancio millones de personas que permanecieron sentados en sus casas frente al televisor. Como yo me habitué a ver primero la repetición del gol, instintivamente en la cancha esperé que la pelota volviera atrás y rehiciera en el aire el camino que siguió para entrar al arco y marcar el gol. Una verdadera ficción de la realidad, no en el sentido de mentira, sino de irrealidad que la antecede y por eso la modifica.
A diferencia de las transmisiones en directo que producen exactamente el aquí y ahora, el tiempo y su sucesión como realmente lo vivimos, la edición en televisión crea un nuevo ordenamiento, arma una nueva realidad no como una mentira sino como una creación resulta paradójico que las personas que ostentan este poder, el de la creación, los editores, no aparezcan jerarquizados como lo que realmente son, los dueños de la imagen, los verdaderos artífices. Son los montadores de video a los que Perez Reverte, escritor y ex corresponsal de guerra de TVE describe como “callados y cínicos”. Las mejores lecciones sobre la televisión las aprendí con esos hombres que pasan horas encerrados en pequeños cubículos. En total anonimato, apremiados siempre por el tiempo y las urgencias, mezclando imágenes, ordenando la narración, esa fragmentación de la realidad que instaura una nueva realidad y por eso la desdramatizan". (Norma Morandini)

Fútbol por todos lados


El nuevo convenio que firmó la AFA con el Poder Ejecutivo Nacional por la transmisión televisiva del fútbol argentino puede ser beneficioso para los fanáticos de este deporte, pero también tiene algunas consecuencias más allá de lo económico.


No hablaremos aquí del gasto realizado por el gobierno, sino de las modificaciones simbólicas que se producen en los canales de TV abierta.


Canal 7 (la tv pública) transmite el viernes 4 horas y el sábado y domingo 8 horas de partidos de fútbol seguidos uno tras otro. ¿Qué sucede con los programas que estaban en pantalla antes de este convenio? Aquí no se tiene en cuenta al espectador. Parece que este gobierno no sólo actúa sin tener en cuenta la opinión de la ciudadanía, sino que ahora deja de lado a quienes elegíamos ese canal para nutrirnos de la información que no nos proporcionan los canales privados. Nos deja sin opción para el fin de semana.


Por otra parte, el canal América también transmite la mayoría de los partidos, con lo cual desaparece buena parte de la programación de ese canal que, sin dejar de ser un canal privado con todo lo que eso conlleva, constituye una alternativa a los dos grandes popes de la tv (Canal 13 y Telefe).


Y si a eso le sumamos que en Mendoza uno de sus canales de aire (Canal 7) también se ha sumado a la ola futbolística del fin de semana, los que solamente tienen tv abierta en esta provincia se quedan solamente con un canal de televisión.


Ante este desamparo televisivo (que nunca fue lo contrario) nos quedan los periódicos, porque la radio también está futbolizada, y las charlas con amigos, esta última la fuente de información más fiable que podemos encontrar en esta época del año.

Los medios masivos y la gripe A


En este artículo no pretendo ponerme en contra de la información verídica que se ha proporcionado en este tiempo referida a la gripe A. Simplemente quiero remarcar la dificultad para encontrarla.

Los diarios, la radio, la tv y diversas páginas de internet se han abocado durante casi un mes a hablar de la gripe porcina, sin contar la enorme cantidad de e-mails que se han divulgado haciendo referencia al mismo tema. Todos han dicho lo que han querido como si se tratara del casamiento de una vedette famosa con un futbolista, sin reparar en la gravedad y la delicadesa del asunto. Estamos hablando de una enfermedad y no es cosa menor.

Cada medio, más aún, cada persona con acceso a los medios, decía lo primero que le venía a la boca, cosa a la que ya estamos acostumbrados los argentinos: opinamos de todo. Sin embargo, una serie de profesionales de la salud también transitaron los micrófonos y las cámaras dando estadísticas y recomendaciones acerca de la pandemia y de los medicamentos y vacunas disponibles. Ellos tampoco aclararon el panorama.

Es cierto que los medios tratan de informar, pero no olvidemos que la tv es entretenimiento ante todo y que la radio y los diarios tienden a ser televisivos (abundan en mensajes fragmentados y en imágenes). Tanta información de tanta diversidad no hace otra cosa que desinformar.

Y si a esto le sumamos la falta de datos oficiales creíbles, la problemática se agrava aún más.

Esto merece una reflexión por parte de todos los actores sociales de nuestro país. ¿Qué clase de políticas comunicacionales tenemos? ¿Qué clase de medios de comunicación tenemos? Y lo más profundo de todo: Los ciudadanos argentinos ¿podemos acceder a nuestro derecho a ser informados?

Las respuestas habrá que buscarlas a lo largo del tiempo.

La comunicación dentro de una organización

Cuando un equipo de personas comienza a desempeñarse en una organización no tiene por qué saber cómo comunicarse dentro de la estructura de relaciones internas que enmarcan el trabajo cotidiano.

En todo sistema administrativo se reconocen con facilidad los recursos financieros, humanos y materiales, pero no es tan fácil identificar a la información como un recurso. Pues debe ser considerada como tal para administrarla y tratarla con el mismo rigor y cuidado que el dinero y que las personas que trabajan para la Organización.

La calidad del sistema de comunicación es vital para la supervivencia y desarrollo de la Organización. Y este es un tema que no siempre es comprendido adecuadamente.

La estructura del sistema de comunicaciones interna y la actitud y el tratamiento que se le conceda a la información que circula determinarán en gran medida la calidad de la Organización y de sus productos o servicios.

La complejidad del sistema interno de tratamiento de la información variará de acuerdo a las dimensiones de la Organización y de las necesidades que existan en la misma.

La eficacia de la comunicación interna (excelencia en la gestión) dependerá, entre otros aspectos, de la forma y del contenido de la información, del sistema interno adoptado para hacerla circular, de los receptores y del sistema de retornos que se implemente.

El sistema de comunicación interna es comparable a un sistema de inteligencia en donde se acumulan los datos procesados. De su calidad, disponibilidad y uso dependerán gran cantidad de decisiones y actividades.

Lic. Mariano Ramirez

Ingenuidad visual, herramientas para leer el mensaje televisivo

Los medios masivos de comunicación son parte constituyente del sistema social y fundamentales para la obtención de la información. La televisión se ha convertido en los últimos 20 años en el medio más influyente a la hora del entretenimiento y la noticia.

Propiedad de los medios.
Siempre que estemos frente a un medio masivo, y más aún frente a la T.V. tenemos que tener en cuenta que detrás de cada segundo de imagen y de cada palabra hay periodistas y guionistas que responden a los intereses de los propietarios o socios inversores o auspiciantes. Y estos dueños son los fieles representantes de las lógicas del capital y del mercado. Si bien el gobierno también es uno de esos socios o auspiciantes de los canales, hay que considerar que en la actualidad de occidente los gobiernos responden a las clases dominantes, es decir a las clases poseedoras del capital económico. Por lo tanto, todo mensaje emitido por la televisión tiene intenciones ideológicas y de dominación. Pero como nada es absoluto en ciencias sociales, existen pequeños espacios de resistencia incluso dentro de los canales más mercantilizados, y nuestra tarea es descubrirlos para programar nuestro control remoto en ellos y establecer una permanente comparación. De esta manera evitaremos que solamente nos ingrese un único discurso. Somos los televidentes los responsables de lo que vemos por T.V., y no los canales: ellos emiten mensajes, pero somos nosotros los dueños de las decisiones. Cambiar de canal o presionar “off” suele ser una alternativa viable.

Fragmentación.
La sociedad en la que vivimos se ha ido fragmentando cada vez más desde mediados del siglo XX en adelante. Los espacios habitacionales son cada vez más pequeños para los que tenemos pocos ingresos, en los diarios hay cada vez más fotografías e infografías y las columnas de palabras son cada vez más angostas, y los tiempos de la televisión son cada vez más cortos. Si tienes oportunidad te propongo que tomes el tiempo a la duración de una toma de Show Match que ves diariamente (toma es el espacio de tiempo desde un plano a otro) notarás que es muy breve. Te cuento que hace 30 años atrás Tato Bores, en su programa Good Show una toma podía durar alrededor de 15 minutos y no aburría. Hoy eso sería imposible porque la sociedad está acostumbrada al bombardeo de imágenes desde la televisión y fuera de ella a través de carteles, folletos, imágenes y más imágenes. Eso no es ingenuo, ese tipo de discurso pretende ser la negación de todo discurso. Es decir, después de ver mucha información tan de prisa, al terminar el noticiero no logramos explicar de qué se trató, solamente nos han quedado en la memoria algunas imágenes aisladas y eso no nos permite reflexionar acerca de nada. Para la reflexión, la palabra. Para la ignorancia, solamente la imagen.

Planos.
Los planos son distintos modos de encuadrar una situación. Como no es posible abarcar toda la realidad, la T.V. se vale de los planos para contarnos lo que ellos quieren sobre la realidad. Los planos más cerrados sirven para generar sensaciones emotivas o psicológicas, o para ocultar el entorno; en tanto que los planos más largos sirven para mostrar el entorno. Nada es ingenuo en T. V.
Ángulos.
Los ángulos son ubicaciones de la cámara que no tienen nada que ver con un hecho creativo ni con la comodidad o la altura del camarógrafo, sino con intenciones claramente ideológicas. Encuadrar desde arriba (ángulo picado) sirve para disminuirle poder o importancia a una persona. Encuadrar desde abajo (ángulo contrapicado) sirve para aumentarle poder o importancia a una persona. Y encuadrar a la altura de los ojos pretende ser objetivo, aunque sabemos que esto es imposible porque siempre hay alguien que toma esa decisión y no otra.

Cada vez que nos sentemos frente a una pantalla de T.V. evitemos la actitud de Omero Simpson. Es decir, podemos acompañar nuestra mirada con una cerveza (o a la mendocina, con un vino), pero sin perder por ello la ingenuidad de lo que nos están diciendo o mostrando.
En más de una oportunidad he escuchado a personas decir: “Tiene razón” al mirar un programa, y al mirar otro con intenciones ideológicas distintas volver a decir: “Tiene razón”. Esa es una actitud ingenua y crédula que no analiza detenidamente lo que le dicen.
Si verdaderamente queremos construir una sociedad mejor: democrática, participativa, segura, culta, etc. necesitamos evitar la ingenuidad visual. Es un desafío que nos debemos todos, en cada día que pasa.

Un abrazo.
Lic. Mariano Ramirez.